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La turuta del Titanic

Anar a l´escorxador (o, lo que es lo mismo, ir al matadero). P P´as.

Anar a l´escorxador (o, lo que es lo mismo, ir al matadero). P P´as.

 Cuando a los alumnos de la ESO o del Bachillerato se les habla de las características de la demografía del antiguo régimen hay siempre un dato que llama la atención: el de la mortalidad infantil que suponía un 20% del total de nacimientos. De cada cinco niños uno iba a morir antes de cumplir un año de edad. Alimentación, higiene y recursos médicos fueron poniendo freno a esa sangría. En los países desarrollados la mortalidad infantil es muy pequeña. En España, por ejemplo, de cada 250 niños uno muere. Este optimismo en cuanto a la reducción drástica de la mortalidad infantil, se encuentra ensombrecido por otra mortalidad infantil también que no consta como tal en las estadísticas ni en las conciencias, la que se practica en los mataderos abortistas. Las cifras son como para dar escalofríos, cerca de 100.000 en España el pasado año, cifras en torno a ese fatídico 5% de la mortalidad del antiguo régimen que se reproducen con una cadencia sistemática, año a año en España. Desde que el aborto fue despenalizado, un millón de niños no nacieron.

 Hace días en Barcelona un matadero de niños fue puesto al descubierto. Se trataba de uno "clandestino", porque en el caso de que hubiera cumplido con las ordenanzas tendría todos los beneplácitos, ayudas incluidas, reconocimientos de abnegación, defensa de la mujer, actitud democrática en suma  De su quehacer clandestino, al parecer  dicen que nadie sabía por más que  el monstruo que dirigía el tugurio publicitase sin el menor rubor sus sanguinarias prácticas.

 El Diario El Mundo cuenta cómo disponía de corresponsales que captaban clientes en Europa con destino a España. Mataba y cobraba en cómodos plazos como otrora los teleros andaluces. Fue acumulando un capital con que disponer de cámaras de la muerte y de lujosas propiedades. Su filantropía, su exquisito quehacer se veía recompensado con distinciones y honores, con subvenciones dinerarias con las que hacer puré a cuerpecitos de niños, moliendo corazones, uñas, cerebros y huesos de pacientes silenciosos aterrados en la caverna  y dándoselo de alimento a las ratas de Barcelona.

 Todo aquí era-¿y lo es?- posible.

 Abortos a mujeres con más de treinta semanas de gestación, seres perfectamente compatibles con la vida troposférica. La descripción -al detalle- del sacrificio, de los preliminares, de las orgías preparatorias "entre colegas" para quien deguste lecturas de terror y no sea excesivamente sensible puede encontrarla sin mayor problema en la red. Como botón de muestra:

 Y me surge una duda que de tan ridícula pueda parecer estúpida, está relacionada con el proceso del sacrificio. Si se produce el parto -totalmente posible-  y el matarife mata ¿sería infanticidio, verdad? Si se produce la muerte y se provoca luego el parto ¿sería aborto ilegal, verdad? La diferencia estriba en la valoración penal entre un proceso y otro que hace que el primero salga muy barato, lo que no ocurre con el segundo. Doctores tiene la Iglesia, pero a mí que me lo expliquen.

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