1.- ¿Cuál ha sido, a su juicio,
la aportación de los falangistas
a la política española del siglo XX?
El término falangista ha englobado una
legión de representantes. Posiblemente
estamos hablando del grupo político con mayor
número de afiliados en la Historia de España.
De aquella pequeña asociación de tiempos de la
República a la movilización de la guerra y de la
posguerra, luego el armatoste y al final casi nada.
Ya he manifestado que, para mi, la Falange es un
poliedro y que los que integraban las distintas
caras eran de cataduras diferentes y desarrollaron
actividades muy distintas. En el plano social los
falangistas tuvieron una actuación positiva,
lo mismo se podría decir del asistencial y de la
formación de juventudes; pero en el plano
político contradicción e inconsistencia. Puede
descubrirse también un filón cultural truncado
o desviado con falangistas de enorme valía que
terminaron rechazando o repudiando su anterior
adscripción. La aportación más llamativa quizás
fue el tejido de control social esparcido por toda
la geografía española y no al servicio de la Falange
sino del poder. Curiosamente aquel enjambre de
controladores sociales, de camisa azul o blanca,
que reproducían lo que el poder mandaba
, transmitieron, en muchos, muchos casos a su prole,
aquellas formas de hacer con la mayor carencia
de crítica, con el servilismo impúdico
y con el beneficio aparejado de
parcelitas de micropoder; eso sí,
cambiando escenario y vestuario
porque la función de ayer ya había terminado.
Es como si algún gen transmitiera la necesidad
biológica de ser los responsables del control
social ayer y hoy. Entre los que fueron antes
y los que vinieron después posibilitaron
bastante la España democrática.
¿No será esa la aportación más
completa a la política española del XX?
2.- Desde su punto de vista, ¿qué razones
han sido las que han imposibilitado que
la Falange sea, en la actualidad,
un movimiento político con influencia
social y con representación política en
las instituciones democráticas?
Habría que remontarse a la evolución
histórica de eso que se llamó Falange
para intentar comprender lo de después.
Quizás la licencia honrosa que Serrano
apuntaba para el 1945 tenía mucho de verdad.
Los intentos posteriores al régimen del general
Franco fracasaron. Octubre del 76 Palacio
de Congresos, los innumerables viajes a
ninguna parte en busca de la unidad falangista…
Se observa una especie de cainismo en
donde la pureza doctrinal que cada uno
piensa que tiene y , posiblemente algunos
complejos no son ajenos. Por otra parte,
la política española ha estado muy parcelada,
y cada espacio tiene su propietario; no es
sólo que quienes prepararon el marco de
representación lo hicieran de una forma
determinada para favorecer a los más potentes
y a los nacionalismos, es que además se
ha dispuesto una mentalidad colectiva que
expulsa de la vida política ciertas posiciones
políticas. Aunque parezca una paradoja hace
tiempo que resulta muy difícil el que
“decir la verdad, tal y como se piensa
no puede ser nunca un delito”.
3.- ¿Qué tareas serían las que tendrían que
emprender los falangistas del siglo XXI
para llegar a la implantación del modelo
nacional-sindicalista en España?
Desconozco cuál es hoy ese modelo nacional.
sindicalista y en cuanto a implantarlo en
España me suena a desvarío. Observo
destellos comunes entre muchos de
quienes así se llaman y en otros asuntos
las proclamas sobre temas candentes
abren profundas simas. No veo estructurado
el modelo, ni voluntad real ni condiciones.
Desde fuera, que es donde me encuentro,
parece de sentido común la elaboración de
un “credo” como primera medida,
el análisis de las condiciones sociopolíticas
donde desarrollar actuaciones y ver
si de verdad hay voluntad de acción que
sobrepase los límites del calendario litúrgico.
Los que militan o simpatizan con algunos
de los distintos grupos falangistas podrían
plantearse si , con la que está cayendo
que no es ni más ni menos que enterrar
cualquier vestigio de bondad azul en la
séptima planta del sótano , no pueden
continuar con “tú eres el de la extrema
derecha que no yo” o discursos similares.
No es posible creerse algo cuando se es
tan poco. Podrían también reflexionar
sobre lo que supone no poder
conjuntarse-que no unirse- para actos
rituales o de evidente necesidad .
Podrían plantearse también si tanta
frustración, tanta ruptura, tanta capillita
no está interesadamente movida-aunque
no se les vea- por quienes a nadie
interesa una alternativa diferente.
Aunque también me planteo que
todo esto ya se lo habrán planteado
y lo que hay es lo que hay.
Púas
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