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La turuta del Titanic

Falange, fascismo. J. Cªbanªs

Falange, fascismo. J. Cªbanªs

Al final tendremos que hablar de “Falange y Fascismo”. La Concepción del Mundo, la cristiana. La Verdad sobre el Hombre, su dignidad, su integridad y su libertad, como hijo de Dios, portador de valores eternos. El Estado al servicio del Hombre, no el Estado Totalitario que dicta y dispone sobre el destino individual y colectivo. Las formas de convivencia libre, armoniosa y democrática, de la que el Sindicalismo Revolucionario que propusimos los falangistas era, al menos, un intento por encontrar fórmulas que reconcilien los derechos e intereses del individuo con los derechos e intereses de la comunidad. Nada que ver con el Fascismo.

El Régimen de Franco sí tomó muchas ideas y fórmulas de organización política, sindical y social del Fascismo italiano. Las raíces de la ideología falangista se identifican más con Thomas More y su Utopía, o con en el Personalismo de Emmanuel Mounier, por poner dos ejemplos. Yo siento una gran admiración por Thomas More, que siempre me ha parecido un falangista de su tiempo, que compartía con José Antonio un catolicismo sin fisuras, un patriotismo crítico (se enfrentó al Rey) y una muerte con honor: por la fidelidad de ambos al sentido de la existencia que compartían… Morir con Honor. Es decir, dar la vida por ese Valor Moral que obliga a cumplir -hasta el extremo- con el deber para con Dios, para con los demás y para con la propia dignidad personal. Y Honor por Amor, que es el único honor por el que merece la pena todo sacrificio. Tampoco esto tiene nada que ver con el Fascismo.

No hace falta ser catedrático para sostener una teoría y estar equivocado. Baste constatar que sobre una misma cuestión -como todos los mortales- sustentan opiniones contrarias. De nuestro camarada Adolfo Muñoz Alonso (q.e.p.d.) se contaba que proponía a sus alumnos una teoría sobre un tema cualquiera, y argumentaba con tal solvencia que todos ellos quedaban convencidos; para a continuación proponer y argumentar con igual destreza la teoría contraria, y conseguir idéntico resultado de convencimiento de los discentes. Pura virguería intelectual. Y un aviso para que no nos dejemos impresionar por los discursos brillantes, sino que apliquemos el análisis crítico propio. No vayamos a decir tonterías por la “propiedad transitiva”  (el catedrático dice una tontería, el discípulo la repite, y al final, por la “propiedad transitiva”, la primera y misma tontería contamina a un tercero).

Nos parece a algunos que el mejor método de análisis sería ir a la fuente: ver qué dice José Antonio, una vez que ya ha fundado la Falange y ha establecido las verdades doctrinales fundamentales. Y, como complemento definitivo, haber “VIVIDO LA FALANGE”, que no es sólo un modo de pensar (una teoría política), ni sólo un modo de estar en política, ni sólo un sentimiento; sino, fundamentalmente, UN MODO DE SER. Es la supremacía de la ESENCIA sobre la EXISTENCIA. Es por lo que las razones del corazón se subordinan al amor de la inteligencia. Así podremos ser capaces de saber qué es la Falange de José Antonio, a qué obliga el ser falangista. Y aprenderemos, a primera vista, a distinguir quién y qué es falangista; y quien o qué son un fraude. Esto tampoco es el Fascismo. Este es, sobre todo, un “socialismo de origen” (Mussolini, líder radical del Socialismo italiano), que un día “descubrió” el Imperio Romano e inventó el FASCISMO. Algún camarada malicioso veía en éste un modelo para el PSOE, que con poquísima originalidad y más modestamente, “descubrió” un día a la Guardia Civil e inventó el GAL.

El Fascismo es Nacionalismo en estado puro. Y el Imperialismo, su consecuencia natural. José Antonio condenó, sin paliativos, al Nacionalismo como “individualismo” de los pueblos. Y frente al Imperialismo que conquista y somete a las naciones al Poder de la Metrópoli, contrapuso el valor universal y solidario del mejor Imperio Español, que “arrebató a la barbarie continentes desconocidos para incorporar a quienes los habitaban a una empresa universal de salvación”. Los hombres suelen -por su egoísmo y ambición de poder-  malograr los mejores y más hermosos proyectos solidarios. Pero el espíritu y la letra de la obra de España en las Indias son todo un canto a la Civilización Cristiana y a la grandeza humana de la mejor Reina de toda la Historia, Isabel de Castilla. Cada indio era reconocido como Hijo de Dios (tan cristiano como el más viejo de los cristianos) e hijo de la Reina (tan español como el primero entre los españoles),  por lo que, según la Ley de Indias, no podía ser sometido a esclavitud. Y que rabien en sus tumbas los que escribieron la Leyenda Negra, los “bolivarianos” gualtrapas del Chavismo circense  y los imperialistas todos que han exterminado pueblos y culturas, mientras que España elevaba el Mestizaje a la categoría de humanismo fecundo y libertador. Hay que decirlo alto y claro. Los respetos humanos y los complejos políticos no pueden resistir el valor de la verdad histórica. Todo esto que nos explicó José Antonio tampoco tiene nada que ver con el Fascismo.

Decía que el Fundador de la Falange condenó el Nacionalismo como “individualismo” de los Pueblos. Quien quiera leer uno de los escritos falangistas más brillantes por su contenido y de una belleza literaria que emociona, que repase el breve artículo de José Antonio “La Gaita y la Lira”. Y que extraiga las conclusiones que en él se contienen. Es un impresionante alegato contra los nacionalismos egoístas y disgregadores. Y también contra los contenidos nacionalistas de los Fascismos. En nombre del Nacionalismo se han cometido grandes crímenes y genocidios. Nacionalismo fue el Nacional-Socialismo alemán; Nacionalismo fue el Estalinismo (nacionalismo soviético); y Nacionalismo fue el Fascismo italiano (este de un perfil, en honor a la verdad, infinitamente menos agresivo y nefasto. De ahí, posiblemente, las adhesiones que aún recibe entre los votantes italianos).

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